Por Centauro Miranda
Con el discurso y la postura nacionalista del presidente Donald Trump, y confrontado, conforme haber vaticinado, según Francis Fukuyama el fin de la ideología, con la caída del sistema comunista ruso en el 1990, ya los periodistas y aduladores o lobistas de sistemas uno de un lado estadounidense y otro del soviético, cuyos sueldos habían ya perdidos con la caída del comunismo, ahora pueden justificarlo de nuevo.
Con Trump, tendrán de nuevo remuneración segura, pues se confirmarán dos nuevas tendencias, una nacionalista y otra globalista sobre las que habrá de escribir sin la intervención de actante y el tiempo dirá, no porque seamos pro-Trump, Pro-Democratas sino, porque no hubo tal final de las ideologías, no, sino, que hubo el nacimiento de unos medios de producción nuevos como son las nuevas tecnologías y el valor de la información acompañada de un fenómeno que es la transferencia de capitales a la velocidad de la luz y esto trajo como consecuencia, que esos medios de producción trajeran una nueva relación de producción y con ellos una nueva supra estructura ideológica, que no es manejable ni manipulable al estilo guerra fría, porque ella está en las manos de cada ciudadano que tiene un teléfono móvil, una tablet, una computadora.
Esa supra estructura ideológica, no es creada, pero si es condicionada por la información que precisamente es una de las nuevas mercancías de esta éra; y de ahí la importancia en la lucha del empresariado en comprar y adquirir medios y plataformas de comunicación informativa; Sin embargo, el periodismo ciudadano de las redes sociales que está en manos de cada usuario opinante, no confía en la prensa tradicional, verbigracia la prensa y medios de comunicación de República Dominicana, llamados bocinas, que ocultaron por dos años la Firma del Pacto Migratorio, y no fue por ellos que se supo, fue por esa turba mediática (como la ha bautizado un intelectual constitucionalista) que la prensa tradicional vector cómplice de la ideología del globalismo (soberanía, agenda género y cristianismo) se vió obligada a informar, antes que las redes le robaran la principalía informativa.
Pero en el caso dominicano nos deja una lección, que el 4to. poder de la prensa tiene un contra poder (Obra: Impacto de la Tecnología en el Periodismo; Página 87, Por Oscar Peña Jiménez) que son las redes sociales en un nuevo periodismo ciudadano, y de ahí que Ignacio Ramonet, del periódico Le Monde, enunció el 5to. poder de las redes sociales ante la perdida del juicio crítico de la prensa tradicional, puesto que no es lo mismo, información pública, que información publicada, la primera es libre y la segunda es pagada. Centauro Miranda.